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Informe sobre la situación del preso Ahmed Tommouhi

    A finales de 1991 tuvo lugar una serie de asaltos a parejas y agresiones sexuales a mujeres en diversas localidades de Barcelona y Tarragona (Esparreguera, Esplugues de Llobregat, Mollet del Vallès, Viladecans, Terrassa, Olesa de Montserrat, Vilafranca del Penedès, La Bisbal, La Secuita, Salou...). El primer ataque ocurrió el 5 de octubre, de madrugada. Le siguieron otros, el 31 de octubre, el 3, el 4, el 5, el 7 y el 9 de noviembre. Algunos días, como el 3 de noviembre, los agresores cometieron hasta tres ataques con apenas unas horas de diferencia.

Los dos agresores solían sorprender a las víctimas, cuando eran parejas, en descampados, dentro de sus vehículos; a veces se hacían pasar por policías para obligar a salir a los ocupantes. Los amenazaban con una pistola o a golpes con un bate de beisbol y los desvalijaban. Luego violaban a la mujer. El grado de violencia que empleaban en los ataques era altísimo. Finalmente, huían en un Renault 5, robado y con matrícula falsa.

A pesar de que los delitos se produjeron en localidades muy distantes unas de otras, las descripciones coincidían. La Policía y la Guardia Civil buscaban a dos hombres con aspecto de norteafricanos, de magrebíes (si bien dos amigas, las únicas raptadas en una parada de autobús bien iluminada y, por tanto, quienes mejor pudieron verles la cara, declararon que su aspecto era más bien agitanado). Aunque se dirigían a las víctimas en castellano, hablaban entre ellos una lengua extraña, que supusieron que era árabe.
El 11 de noviembre fue detenido, en Terrassa, Ahmed Tommouhi y el día 13, en Barcelona, Mounib, acusándoseles de más de una decena de casos. Al final, fueron condenados, conjuntamente, en dos de las causas y, cada uno de ellos, en otras dos distintas entre sí.

Las condenas fueron las siguientes:

Sección novena de la Audiencia de Barcelona: Sentencia de septiembre de 1992 por violación de dos adolescentes. Las víctimas reconocieron a Tommouhi y exculparon a Mounib. Es condenado, en solitario, Tommouhi.
Sección sexta de la Audiencia de Barcelona: Sentencia de enero de 1993 por robo con intimidación y toma de rehenes. La víctima identifica a Tommouhi que es condenado; el otro asaltante queda sin identificar.
Sección quinta de la Audiencia de Barcelona: Sentencia de septiembre de 1993 por violación, robo, detención ilegal y lesiones. Es condenado, solamente, Mounib.
Sección quinta de la Audiencia de Barcelona: Sentencia de 1994 por violación, robo y secuestro a una pareja. Son reconocidos por las víctimas y condenados los dos, Tommouhi y Mounib (posteriormente, anulada por el Supremo).
Sección segunda de la Audiencia de Tarragona: Sentencia de 7 de enero de 1995 por tres delitos de violación, robo, detención ilegal, empleo de armas y lesiones. Las víctimas de las violaciones y los amigos que las acompañaban reconocen a Tommouhi y Mounib siendo condenados ambos.
Juzgado de lo Penal 17 de Barcelona: Condena por coacciones y daños, solamente para Mounib.

Partimos de que las detenciones se hacen basándose en la descripción hecha por las víctimas que incluye su aspecto, supuestamente, magrebí. Mounib es identificado, en comisaría, mediante un album fotográfico en el que figura por unos antecedentes policiales que ya habían prescrito.

La policía llega hasta Tommouhi por el simple hecho de ser marroquí, Un subinspector de policía acababa de leer una circular sobre las agresiones, cuando un empleado del hostal llevó a comisaría la lista de huéspedes, como están obligados a hacer los establecimientos de hospedaje. Al ver los datos de dos marroquíes (el otro era Mustafa Zaidane, detenido por su parecido con el retrato robot y puesto, después, en libertad al no ser reconocido por nadie) decidió investigar si tenían alguna relación con la última de las violaciones cometidas.

Y ahí comienza el calvario de Tommouhi, con sus papeles en regla y sin antecedentes penales. Sus rasgos encajan con una de las descripciones de los asaltantes. Algunas víctimas dicen reconocerle, otras no. Una asegura que Tommouhi se parece mucho a uno de los agresores pero que no es él. A esto hay que añadir las irregularidades que se producen en las ruedas de reconocimiento. En una de ellas, Tommouhi, es conducido, esposado, delante de las víctimas que esperan para identificar a sus agresores. Cuando hay ruedas pendientes, el diario “La Vanguardia” publica la foto de Mounib como presunto organizador de los asaltos.

Una de las víctimas, violada en El Vendrell, el 10 de noviembre, reconoció a ambos en las ruedas. Trece horas después de la violación, en su declaración ante la Guardia Civil, definía así a sus agresores: "Voz ronca, pelo corto, pelo oscuro, complexión fuerte, edad entre 30 y 35 años; uno, con las facciones de la cara muy resaltadas, ambos con cazadoras de piel, no recordando más datos". El día 12, ante la jueza, insistía en esos detalles, añadiendo "que ellos no se desnudaron y por tanto no puede citar ninguna cicatriz o elemento identificador".. El día 14, la víctima, durante una conversación con un sargento de la Guardia Civil encargado del caso, comenta que “el más tranquilo de los agresores, el que llevaba la voz cantante, el que hablaba mejor español, le había parecido que tenía uno de los dos testículos muy desarrollados". Será la única víctima que mencionará este detalle, y ésta la primera vez que lo hace, después de que el día anterior, cuando detuvieron a Mounib, en el cuartel de la Guardia Civil de Sant Andreu, habían comprobado la hipertrofia que presentaba uno de sus testículos, detalle del que no había ninguna referencia por parte de las víctimas. Mounib había declarado que tenía un hidrocele testicular, lo que le impedía mantener relaciones sexuales.

Y esas identificaciones son la única prueba que se puede esgrimir en su contra. Ninguna prueba material que implicara a Tommouhi o a Mounib, sino todo lo contrario. El coche que se utilizó en las violaciones siguió siendo utilizado para cometer diversos robos y agresiones. En concreto, el 13 de noviembre se utilizó para un robo ocurrido en Montornés del Vallés y el 25 en una violación ocurrida en Blanes. La víctima identificó, en las fotografías de la policía, a Mounib con un 80% de seguridad. Pero tanto Mounib como Tommouhi llevaban ya varios días detenidos.
No se encontró en su poder ni el bate de béisbol utilizado ni objeto alguno que se pudiera relacionar con los robos. Los violadores hablaban en castellano y Tommouhi, años después, seguía sin expresarse bien en este idioma. Una de las víctimas, que supuestamente había sido violada por Mounib, tenía marcas de mordiscos y Mounib no tenía casi dientes.El constatado error se repitió, en algunas de las víctimas de otra serie de violaciones durante1995: identificaron a Tommouhi y a Mounib, como autores, cuando éstos llevaban cuatro años en la cárcel y no habían tenido ningún permiso carcelario.

Y la prueba más objetiva, como es el análisis del ADN, cuando, por fin, se puede realizar, en 1996, exculpa a ambos, lo que obliga al Supremo a anular la condena.

Al repetirse las violaciones, con la misma forma de actuación, en 1995, la Guardia Civil monta un dispositivo de vigilancia, alrededor de un coche, ante la sospecha de que ha sido utilizado en los asaltos. Un hombre, que baja de una furgoneta para subirse al coche vigilado, es detenido. La Guardia Civil comprueba que, en contra de las descripciones hechas por las víctimas, Antonio García Carbonell es español de etnia gitana que utiliza, en su habla, expresiones del romaní. En el coche y en la furgoneta aparecen un bate de béisbol y un revólver de fogueo como los que habían mencionado las víctimas de las violaciones, así como tarjetas de crédito y otros objetos que les habían robado.

El sorprendente parecido de Gª Carbonell con Tommouhi hace que un guardia civil, que había conocido a Tommouhi en los juzgados, comience a investigar por su cuenta. El resultado de sus investigaciones y el que la técnica de identificación de ADN haya avanzado en esos años permite que se realice el análisis de unos restos de semen que se conservaban de una de las violaciones de 1991. El resultado es clarificador: exculpa a Mounib y a Tommouhi y demuestra la autoría de García Carbonell y de alguien, desconocido, que tiene un parentesco directo con él. García Carbonell termina siendo condenado a más de dos siglos de cárcel por robos y violaciones cometidos en los ataques a cinco parejas entre los meses de marzo a junio de 1995.
Basándose en la prueba del ADN se consigue que el Tribunal Supremo admita el recurso de revisión y falle anulando una de las sentencias, en mayo de 1997.

La sentencia que anula el Supremo había establecido su culpabilidad “siendo prueba irrefutable de su autoría el testimonio de las víctimas”. Queda claro que pudo ser refutada.

A pesar de la declaración de inocencia que supuso la anulación del Supremo, Tommouhi y Mounib siguieron en la cárcel. El resto de las condenas seguían (y siguen) siendo firmes. Los restantes recursos presentados por esas causas no fueron admitidos por el Supremo. Según manifestó, en una de sus resoluciones, aun reconociendo que “han aparecido algunos hechos o elementos de prueba que pudieran hacer surgir dudas o sombras sobre la participación del recurrente” dichas pruebas “sólo sirven para introducir incertidumbre, pero no datos firmes y sólidos … que lleven a una convicción de inocencia” lo que es necesario tratándose de un recurso como el de revisión “de tan estrechos márgenes y de tan estrictas exigencias”.

No obstante, el Tribunal Supremo insta a solicitar el indulto.(En la legislación española sólo se admite la revisión cuando se aportan pruebas nuevas, no por la existencia de dudas razonables. El hecho de que en España no exista, de forma efectiva, la doble instancia penal (se simula con el recurso de casación) ha sido causa de, por lo menos, tres condenas a España por el Comité de Derechos Humanos de la ONU. El gobierno del PSOE se ha comprometido a instaurarla en la reforma del Código Penal pero, aun en el caso de que lo hagan, seguramente no se podría aplicar en causas anteriores a la reforma.)

En abril de 1999, el Fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, José María Mena, solicitó el indulto por albergar “serias dudas en conciencia de su culpabilidad”. El Fiscal señaló que el extraordinario parecido de Tommouhi con Antonio Gª Carbonell “permite comprender la posible confusión de las víctimas en las diligencias de identificación que constituyeron, en todos los casos, elemento fundamental de la prueba acusatoria.”

Hasta hoy no ha habido respuesta de ninguno de los sucesivos gobiernos, incluido el actual. Casi seis años y cuatro ministros de Justicia han pasado sin que se haya tomado una decisión sobre esta solicitud, de la que hay que destacar que no fue hecha por los condenados, que siempre se manifestaron en contra de esta solución, sino por la Fiscalía.

El Tribunal Constitucional, en julio de 2001, rechazó el recurso de amparo interpuesto por los abogados de Tommouhi. Los de Mounib no lo habían presentado ya que Abderrazak Mounib murió, el 26 de abril de 2000, en su celda, víctima de un infarto, después de haber realizado seis huelgas de hambre reivindicando su inocencia.
La decisión del TC, que se basó en la firmeza de las identificaciones, agotó todas las posibilidades judiciales en España y los abogados de Tommouhi presentaron una demanda ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, en enero de 2002. En diciembre de 2004, ante la ausencia de noticias sobre la demanda, el abogado Manuel Ollé pide información al Tribunal. Éste le informa de que ya había resuelto la no admisión de la demanda en abril de 2002. La resolución había sido enviada, al abogado, a una dirección errónea por lo que nadie tuvo conocimiento de ella hasta el pasado mes de diciembre, casi tres años después de que se hubiera tomado la decisión.

Y mientras Tommouhi sigue en la cárcel, Mounib muerto y los sucesivos gobiernos sin atreverse a decidir sobre el indulto.

Hay que tener en cuenta que cada causa es juzgada por un tribunal diferente, que los recursos de revisión de cada causa se plantean de forma independiente uno de otro por lo que ningún tribunal ha tenido una visión global del caso.
En el caso del Tribunal de Estrasburgo es significativo que en 2003, por ejemplo, sólo fueran admitidas 78 de las 455 demandas presentadas contra España.

En cuanto a las identificaciones, sin dudar por un momento de la credibilidad de las víctimas, y, aunque pueda parecer extraño que coincidan tantas personas en errores de identificación, no lo es tanto si tenemos en cuenta la terrible situación en la que las víctimas pudieron ver a sus agresores, las condiciones en que se realizan las ruedas de reconocimiento, los prejuicios raciales y otros aspectos que estudia la psicología del testimonio.

En este momento, la única solución legal (que no justa) parece ser el indulto pero, para ello, hay que partir de que es culpable; no se puede indultar a un inocente. No hay forma legal de, ni siquiera, replantearse su culpabilidad. Y, claro, si es culpable de delitos de violación ¿quién va a firmar o a apoyar un indulto para un violador?.
Después de escribir estas notas se ha sabido que Tommouhi ha tenido un infarto por el que ha estado ingresado en el hospital durante quince días. Ha estado a punto de producirse una macabra coincidencia con el aniversario de la muerte de Mounib, también por un infarto. ¿Hasta cuando se puede seguir esperando una solución?

Tote Henares (Abril, 2005)