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                    Mis primos, los gitanos 
                     
                    Se referencia en los cinco continentes el 8 de abril, Día 
                    Mundial del Pueblo Gitano, una jornada instituida por Naciones 
                    Unidas para reclamar respeto, aprecio y justicia para este 
                    pueblo dramáticamente maltratado por distintas sociedades 
                    y regímenes políticos. Cerca de un millón de gitanos españoles 
                    y más de 12 europeos, testimonian su importancia en la Europa 
                    actual. 
                     
                    A nuestro país llegaron en 1425, en ambiente de peregrinos 
                    y cruzadas, mucho antes de la unidad territorial del Estado 
                    de los Reyes Católicos. Se hacían llamar "egipcianos", venían 
                    del noroeste de la India, de la región del Punjab, para mas 
                    tarde ser conocidos como gitanos. Apreciados y bien recibidos, 
                    la buena acogida inicial daría pasos a siglos de vejación 
                    e intolerancia por quienes buscaban su sumisión o incluso 
                    el etnocidio. 
                     
                    Se les persiguió, encarceló y aplicó castigos como amputarles 
                    la lengua y las orejas por hablar el romanó, por vestir según 
                    sus costumbres y por practicar el nomadismo. Y con Fernando 
                    VI, para vergüenza de la historia, se intentó su exterminio, 
                    algo que siglos después lo efectuaría Hitler en el Holocausto, 
                    y recientemente se reviviría en el drama de Kosovo.  
                     
                    La dictadura franquista también prohibió su lengua, consideró 
                    su vida nómada un delito y criminalizó a todo un pueblo. Aún 
                    hoy el prejuicio antigitano es una losa infernal de racismo 
                    que supera incluso a la xenofobia contra los inmigrantes, 
                    confirmando aquello que dijera Einstein, "es más difícil neutralizar 
                    un prejuicio que desintegrar un átomo".  
                     
                    Y pese a todo, que es mucho mas de lo que se pueda contar, 
                    los gitanos no odian. Celosos de su independencia en la vida, 
                    la defensa de la identidad cultural gitana jamás fue acompañada 
                    de reacción violenta o terrorista como desgraciadamente ocurre 
                    en otros casos. Su respuesta hay que encontrarla en el sentimiento 
                    y en el cante desgarrado del flamenco. 
                     
                    He aquí un pueblo sin estado pero con dignidad, que sigue 
                    cometiendo un delito, el grave delito de amar la libertad; 
                    que vive como importante la familia, el encuentro, la felicidad 
                    y el instante; que respeta a sus mayores y sabe apreciar la 
                    sabiduría por encima del poder y del dinero y que tiene gran 
                    futuro porque sus jóvenes son ya su realidad.  
                     
                    De momento y cuando menos, a este entrañable pueblo le debemos, 
                    gran parte de nuestra alegría, y por su paciencia con nosotros 
                    también un monumento; aunque a la espera de reparar tanta 
                    injusticia, solo podamos decirles, mirando el verde de las 
                    praderas y el azul del firmamento, SASTIPEN TA-LI, queridos 
                    primos, salud y libertad.  
                     
                    Esteban Ibarra 
                    Presidente 
                    Movimiento contra La Intolerancia  
                    
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